Viernes tarde, el ocaso acechando en la lontananza , AAVV
Camí la Noria, recorrido urbano por el barrio con guía certificado,
presentación de la novela “Presències”, buen programa vespertino solo apto para
intrépidos.
El recorrido por el barrio, y su entorno, establecía un símil entre la “muerte física” y la “muerte de
un barrio”, dándole, tal vez, una aire más tétrico si cabe. Y es que este
barrio, en plena defunción, confía
despertar algún día de la muerte, reencarnándose en lo que “pudo ser”, y siendo optimista, espero que una corriente
sinérgica sea capaz de “resucitar” a este
barrio.
Dejando a un lado la situación del barrio, la cual es más
que reivindicativa, focalicémonos en la presentación de la novela “Presències”
del autor Berna Blanch.
Ya en la Asociación, tras el paseíllo, y para romper el
hielo, Carlos Bessini, hizo un resumen de la novela más que generosa, interpretando
en un momento determinado la dualidad vida-muerte a través de una
Transformación in-situ, imagínense Vdes lo que nos esperaba.
Muy audaz el autor , Berna Blanch , poeta converso a
narrador, imaginando un escenario donde la simbiosis entre adolescentes, experiencias
con el más allá, y un ambiente recreado en Torrent le confieren , a priori, un
aire muy sugerente, otorgándole el beneficio de la duda.
Durante las secuencias de imágenes que se proyectaron,
sonaba la música que compuso Mike Olfield para el exorcista, agudizando más si cabe nuestra atención, intentando no sucumbir
a la amenaza de algún mensaje subliminal que pudiera perturbarnos.
Muy participativos los allí presentes,
quienes a través de sus vivencias ponían de manifiesto la realidad del mundo
espiritual después de la muerte.
La muerte y todo lo
relacionado con ella , son temas que no salen a relucir en reuniones formales, verdaderamente
sigue siendo un tabú.Y es una realidad, la muerte nos acompaña durante toda la
vida, a pesar de mimetizarse, siempre está ahí, desafiante . Ni el Facebook, ni
el WhatsApp , ni la globalización, ni la
sociedad de consumo son capaces de hacernos olvidar la cita que tenemos con la
muerte, pero tras comentarios y vivencias de los allí presentes, me quedo con
la satisfacción de pensar que puede haber una vida espiritual tras la muerte.
Y para
finalizar, mi cálida enhorabuena a Berna Blanch, el cual ha hecho méritos como
para considerarlo hijo adoptivo de Torrent, y espero que esta novela tenga la
recompensa a tu esfuerzo, y a Carlos Bessini darle nuestro apoyo y
reconocimiento en su contienda por la defensa de su barrio.
Me despido con unos versos muy apropiados de Jorge
Manrique:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
F.CUBAS
ACTUA TORRENT